En realidad han sido tres años desde la última vez que escribí algo en este blog. Y, sorpresa, sigo igual: aún me gusta dejar tiradas las cosas que empiezo... A estas alturas, ya no debería sorprenderme, pero todavía me molesto conmigo misma por ello. En fin. Hoy, 3 de julio de 2017, se cumplen cinco años del suceso más importante de toda mi vida. Hace cuatro años les hablé de eso (aquí). Quisiera decir que todo ha funcionado de maravilla y que hoy en día soy la mujer más feliz del mundo... Pero no. De hecho, los últimos meses he atravesado por una de mis peores crisis existenciales. Me atrevería incluso a decir que me encuentro en el punto más bajo de mi vida.
Es raro, porque a pesar de que he cumplido muchas metas y (se supone) que he madurado, hoy me siento más basura que nunca. En resumen, desde la última vez que escribí aquí, terminé la carrera, obtuve mi diploma de alemán (yay), me titulé por tesis, comencé un posgrado en Ciencias, conocí nuevos y muy buenos amigos, he aprendido muchísimo y me gusta mucho lo que hago (#YeahBitchScience). La verdad es que esto de la Maestría me consume mucho tiempo, energía y salud mental, pero no lo cambiaría por nada (excepto por ser millonaria y poder viajar feliz por el mundo, quizás).
Por estas cosas no debería considerarme una persona infeliz, pero sí lo soy. Creo que mucho ha tenido que ver que recuperé parte del peso del que había perdido y me ha costado ser disciplinada y estricta con la dieta y ejercicio otra vez. Naturalmente, me siento toda una fracasada e inútil que dejó ir lo mejor que le había pasado en la vida (o sea, por fin no ser gorda) y eso me estresa mucho, principalmente porque es algo que juré que nunca iba a volver a pasarme, pero heme aquí, odiando mi cuerpo más que nunca antes. Están volviendo todos aquellos sentimientos de frustración, incomodidad y odio que ya les había descrito, pero ahora me siento peor que antes.
Además, los problemas emocionales siempre los he tenido y siguen aquí, independientemente de mi talla (aunque eso también ha disparado que se hagan más grandes esta vez). Así como lo dije en el post de hace cuatro años, no he vencido mi "timidez" (que mejor dicho aprendí que es más ansiedad social que timidez), cada vez me sigue costando trabajo relacionarme con la gente y abrirme con ellos, incluso aunque sean mis amigos. Mi autoestima está en el hoyo y cavando. Me he alejado de muchas personas porque me considero una persona muy aburrida que no vale la pena, lo que a veces les hace pensar que ya no los quiero en mi vida (perdón, literal, "no eres tú, soy yo"). Por eso mismo también me he dado cuenta de que estoy muy sola. Entre todas las personas que me rodean (que realmente son muy buenos amigos, eso no lo voy a negar nunca), realmente no tengo ninguna relación especial con nadie. Me he llegado a sentir como un amigo ocasional, que no importa realmente si está o no, porque no aporta nada a nadie y que sería mejor no ocupar espacio.
Quizá mucha gente no se da cuenta porque como buena inadaptada social, me escondo entre mi humor sarcástico y mi actitud de persona mamona sin sentimientos. Es difícil de notar y mucho más difícil de comprender. Sí me pone triste ser tan triste, pero no lo puedo evitar. No encuentro cómo mejorar esta situación, o al menos hacer que esta caída en picada se detenga. Pero mientras, me dedico a seguir mi vida, cumplir mis metas profesionales y a hacer lo mejor que puedo, esperando que algún día sea suficiente.
Probablemente esperaban que fuera un post feliz de cómo me realicé y triunfé en la vida. Hace cinco años esperaba hoy poder decir que soy la persona más feliz, sana y viva del mundo. No lo cumplí, pero siendo más realista, hoy espero que dentro de cinco años más, por fin haya superado mis obstáculos mentales y al menos no quedarme en este agujero en el que hoy me encuentro.