sábado, 5 de mayo de 2012

Desahogo.

No puedo dejar de pensar en esto. Digo, no es como que pueda ignorarlo siempre, tengo que vivir 24/7 con ello, mi tortura eterna. Pero últimamente todo ha salido a flote.
Llega la opción de poder acabar con este mal de raíz.
No es una salida fácil, es más difícil de lo que parece, pero siempre estuve dispuesta a hacer lo que fuera necesario para ello.

Pero me da miedo, no del momento, si no del después.
Miedo de lo que viene después si todo sale bien.
Miedo de que no sea lo que espero que sea. ¿Y si no me gusta?

Miedo de que mi última alternativa no funcione. Y que todas mis esperanzas se vayan a la mierda.
Creo que esto último es lo que me aterra más.

Es algo que no me deja tranquila los últimos días, y no lo hará hasta que se decida qué hacer.
No sé, a ver qué pasa...

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