sábado, 2 de noviembre de 2013

2 de noviembre.

Recuerdo bien estos días hace un año. Las cosas habían comenzado a ponerse mal, pero ni yo ni nadie lo imaginábamos. Nunca piensas que la vida es realmente corta y que se acaba cuando menos te lo esperas. Son cosas que sabes y de las que estás consciente, pero la mayoría del tiempo prefieres ignorar ese hecho.

Hace un año nunca me hubiera imaginado que este 2 de noviembre estaría dedicado a ti.
Hace un año nunca me hubiera imaginado que todo iba a terminar como terminó sucediendo.
Pero así es la vida.

Y así es la muerte: siempre esperada, pero tan inesperada; triste, pero no tan triste. 

El tiempo ha pasado muy rápido y las cosas han ido cambiando mucho.
Tu partida significó un final, pero también un inicio. A veces duele recordar, pero son cosas que no estaban a mi alcance, son cosas que pasan aunque no quieras. 


Nunca en mi vida había pasado un día de los muertos dedicado a alguien en especial, hasta ahora.
Siempre se me hizo una celebración muy bonita. No porque el hecho de que la gente muera sea bonito, pero este día le da un tono más alegre a la muerte, tanto así que hasta parece tener más color que la propia vida. Ha de ser bonito "vivir" en aquél otro mundo, donde ya no estás atado a ese cuerpo que te limitaba. Quizá puedas recorrer el mundo, éste y otros más. Ha de ser un lugar donde ya no preocupan las enfermedades, los cuidados excesivos, los malos ratos ni los problemas. El otro mundo ha de ser un mejor lugar que este, y es lindo pensar que una noche la dedicas a volver a visitar las tierras donde pasaste tantos años. Pienso yo que es al revés, pues en lugar de que tú te alegres porque nos acordamos de ti este día en especial, lo bonito realmente es que tú te acuerdes de nosotros y regreses a visitarnos.
¿Quién querría volver a este sufrimiento habiendo conseguido la libertad de la vida eterna?

No sé si en realidad la muerte funcione así, pero me gusta pensar que así es.
Lo que sí sé es que muy probablemente estás mejor allá que aquí y que allá eres más feliz.
Sé que para allá vamos todos. Sé que me acuerdo de ti, no solo hoy, sino siempre.

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